Pensé en compartir con ustedes estas reflexiones a la luz de lo que hemos podido hacer y lo que queda por delante a partir del 2011 en el marco de la Red por el Derecho a la Educación y a la Asignación Universal, que comenzamos a impulsar a principios de este año.
La articulación entre la Dirección de Políticas Socio-Educativas y las tres organizaciones que integramos la Red ha sido intensa y muy positiva, ya que ha permitido un diálogo franco, abierto y continuado alrededor de los desafíos que la Red tuvo que enfrentar.
Los primeros meses estuvieron focalizados en construir la red. Esta “Red” no es un abstracto. Se trata de poner en relación, juntar, reconocer… el trabajo que ya vienen haciendo, en la mayoría de los casos desde hace muchos años, cientos de organizaciones comunitarias y sociales en todo el país. Algunas de estas organizaciones son más grandes -algunas, incluso, son redes- y otras más pequeñas, pero todas tienen una gravitación importante en sus territorios de actuación.
La Red implicó reconocer a Organizaciones Referentes Provinciales que sirven de nodos del trabajo de esta gran red que hoy alcanza a más de 1000 organizaciones.
La Red en construcción implicaba reconocer mucho trabajo hecho y articularlo entre sí. Respetando también las distintas modalidades y estilos de trabajo al mismo tiempo que buscando fortalecerlo. Produciendo materiales, diseminando información, haciendo visible el espacio ante los distintos programas y áreas del ministerio y de otros ministerios… fuimos avanzando.
Desde el trabajo territorial, las organizaciones fueron llegando a los distintos barrios y comunidades y facilitaron el acceso a la Asignación Universal a miles de niños, niñas y adolescentes. En varios casos, ayudando a resolver problemas concretos que impedían el acceso a este derecho que la Nación reconoce para sus hijos.
Hoy podemos afirmar que, salvo pocos casos, al menos en el ámbito en el que se mueve la mayoría de nuestras organizaciones, la “demanda está cubierta” casi en su totalidad. Esto quiere decir que, salvo algunas pocas excepciones muy focalizadas, los adolescentes que hoy quieren ir a la escuela tienen un lugar en la misma. Es un paso muy grande que se ha dado y que debe ser reconocido. Cuando le preguntamos a las organizaciones en estas últimas semanas, si conocen adolescentes que quieren ir a la escuela y no tienen lugar, sólo hemos tenido muy pocos casos y puntuales.
Pero esto no quiere decir que podamos bajar los brazos. Hay miles y miles de adolescentes –y jóvenes- que no están en la escuela o incluidos en algún tipo de proceso educativo. Por una parte, hay muchos chicos y chicas que querrían ir a la escuela pero no pueden, no por falta de lugar en las mismas sino por falta de condiciones básicas que se lo permitan: movilidad, posibilidades familiares, equipamiento básico… Pero sabemos que hay muchos más que no van a la escuela porque no quieren ir. Y aquí, como venimos reflexionando desde hace tiempo, los problemas tienen que ver, por una parte por causas sociales de distinto tipo. Pero, por otra y no menor, porque la escuela –especialmente la secundaria- adeuda procesos profundos de cambio y de transformación para que los jóvenes encuentren condiciones objetivas que les permitan volver a estudiar.
Miles de adolescentes receptores de la Asignación Universal por Hijo han vuelto a las escuelas a partir de su inclusión en modalidades de “adultos” con las distintas denominaciones que las mismas tienen en cada provincia. Es una buena señal. Muchos adolescentes quieren estudiar y se matriculan en estas modalidades que, consideradas estas inscripciones en conjunto, constituyen quizás un “desafío” al sistema educativo. Quizás haya que pensar que “por esas vías” quizás haya un buen camino para avanzar.
Con la Asignación Universal ya incorporada en la gran mayoría de sus potenciales receptores, a nuestra Red le quedan por delante puntos importantes en su agenda.
En primer lugar, trabajar por acompañar la retención de estos adolescentes y jóvenes en el Sistema Educativo. Todos sabemos que el riesgo de que muchos vuelvan a abandonar las escuelas es muy alto. En ese sentido, hay que saber que las escuelas están recibiendo apoyo para desarrollar planes de mejora y que, en general, las escuelas focalizan estos planes en estos objetivos. Por lo cual, hay que conocer y estar cerca de estos procesos para que sean efectivos en el logro de lo que se proponen. La conciencia de que todos los recursos públicos merecen la conciencia ciudadana de todos, es parte de la responsabilidad de los que integramos organizaciones comunitarias.
En este acompañamiento deberíamos priorizar el apoyo escolar u otras formas parecidas en estos últimos meses respecto de las materias que nuestros jóvenes deberán rendir. Sabemos que muchos y muchas quedan en el camino por “llevarse materias”. La situación examinadora es una situación compleja para todos y, muy fuertemente, para nuestros adolescentes. Ellos llevan sobre sí una “condena previa” sobre sus pocas capacidades para estar donde quieren estar. (“no les da la cabeza para esto”). Esto no es verdad pero la presión puede confirmar el vaticinio y la amenaza de verse frustrados hace que muchos de ellos ni siquiera se presenten a rendir. Hay que acompañar esto.
En segundo lugar, tendremos que trabajar en el 2011 por encontrar modalidades de acompañamiento para la reinscripción de los jóvenes a principio de año. Esto debe empezarse al finalizar el año. Marzo es demasiado tarde para empezar a intentarlo. Nuestras agendas tienen que abrirse un poco antes.
En tercer lugar, habrá que trabajar entre todos por apoyar los procesos de transformación de la Escuela Secundaria, apostando muy fuertemente a la creación innovadora de respuestas que se adapten a nuestros jóvenes, que reconozcan sus culturas propias y/o juveniles, que los hagan sentir valiosos y aprovechen de sus valores para construir una sociedad justa y solidaria.
En cuarto lugar, tenemos que trabajar en encontrar instrumentos de motivación fuertes para que los adolescentes quieran ir a la escuela. Hay que luchar contra una falta de demanda social de escolaridad secundaria para los adolescentes de comunidades más empobrecidas. Falta reclamo social contundente de más escuelas para los más pobres. Tenemos que lograr que miles de adolescentes que hoy están fuera de la escuela “pidan”, “reclamen”, “exijan”… volver a estudiar.
En quinto lugar, y en consonancia con lo anterior, tenemos que trabajar por que se aumente significativamente el protagonismo y la participación juvenil en todos estos procesos. Nuestros adolescentes y jóvenes tienen pocos espacios de participación y menos conciencia de su derecho a ella. Esto también implica formación, capacitación y motivación. Debe ser parte de nuestra agenda.
En sexto lugar, deberemos estar atentos y comprometidos con la defensa de las políticas públicas educativas que protegen y garantizan el derecho a la educación. Contar hoy con la Asignación Universal por Hijo, una nueva Ley de Educación Nacional, un Financiamiento Educativo mucho mayor, una nueva Ley de Medios Audiovisuales, el Programa “Conectar-Igualdad” en expansión… no es fruto del destino sino de la lucha y el compromiso de muchos y muchas. Estas medidas y políticas sólo son posibles en un tipo de gestión del Estado que quiere construir un determinado modelo de país. Y para que estas medidas se consoliden y se extiendan hay que defenderlas. Porque, como ya nos pasó, las políticas pueden ir en otra dirección muy diferente a la actual.
Este año tendremos algunas oportunidades de encontrarnos para reflexionar y profundizar estas cosas. Queremos que esta experiencia de la Red se consolide y fortalezca. A nivel nacional, a nivel provincial y, también, a nivel territorial. Como les dije más arriba, hace rato que estamos trabajando en este sentido. Quizás lo nuevo es que ahora, muchos de estos esfuerzos se están conectando más y acompañados de cerca y apoyados por un Estado que ha visualizado el lugar que nuestras organizaciones tienen en esta dinámica social educativa.
Hay mucho por delante pero hay camino para andar. En este sexenio del Bicentenario, tenemos una agenda para trabajar por la Nación en el marco de la Patria Grande.
Alberto Croce
Fundación SES
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