Había amanecido con lloviznas. Buenos Aires aparecía inexorablemente gris. Llegamos a Parque Norte a las 8 de la mañana y una larga fila de micros nos preparaba para entender que seríamos muchos allí.
Lo primero: abrazos, reencuentros, emociones. Muchos de los que allí estaban era la primera vez que venían a la “capi”. Muchas caras dormidas pero con ganas de “engancharse pronto” en las propuestas que se venían. Pero había también muchas amistades que se descubrían en sonrisas, palmadas y besos.
En el salón principal, el “Dorado”, circulaba la energía previa de todos estos encuentros. Sonidistas, iluminadores, técnicos... todos a mil preparando hasta el último detalle: La luz aquella, la pantalla de led, las sillas, la decoración... todo tenía que estar perfecto!
El café con leche calentito, que venía muy bien a esa hora, iba reuniendo a los cientos y cientos que se iban juntando e iban reconociendo los lugares. Más abrazos, saludos, mientras también se compartían las medialunas y los jugos de un rico desayuno para todos, debajo de las oportunas carpas blancas que nos resguardaban de la tenaz llovizna.
En la sala de acreditaciones se recogían las planillas de todos los presentes y se entregaban las camisetas de la red. Poco a poco nos fuimos sumando hasta llegar a los 6.000 que preveíamos que íbamos a ser...
Más o menos a las 10 de la mañana el salón principal se comenzó a llenar. Sillas, gradas, pasillos... todo se iba colmando de compañeros y compañeras de las organizaciones. Y subía la temperatura y la energía colectiva. Todos sabíamos lo que habíamos venido a hacer: defender y profundizar las políticas educativas nacionales pero con la participación activa, fuerte, comprometida de las organizaciones sociales y juveniles de la red.
Flameaban las banderas y las canciones, Aplausos para los que venían de tan lejos y habían llegado. Saludos a los centros de estudiantes, las escuelas, la organización de un barrio, el montón de mochileros presentes... La fiesta se empezaba a armar.
Al pie del escenario, más o menos en el centro, un gigantesco mate de más de un metro de alto y ornamentado con los colores argentinos convocaba la mirada de los que allí estábamos. Era el “mate para todos”. Enseguida fuimos invitados a poner en ese mate la yerba que habíamos traído desde todos los rincones de la patria. Para que, luego, pudiésemos sacar la yerba que compartiríamos durante todo el día. El primero en poner la yerba, lógico aunque no preparado, fue un correntino... y como una multitud increíble, decenas de participantes se acercaron a llenar el mate con su yerba. Impresionante!!! En un rato, el mate desbordaba de yerba amiga, compañera, que calentaría el espíritu y el alma. Y, luego, a sacar la yerba para nuestros mates de todo el día. El mate se hizo “famoso” y, sin duda, fue el más fotografiado de todos.
Cuando esto sucedía, seguían llegando más y más compañeros. Y entonces, comenzó la bienvenida oficial. Los animadores comenzaron haciéndonos escuchar las tibias quenas de un carnavalito que llamaban a saludar a los compañeros del NOA. Enseguida le siguió el acordeón del chamamé del NEA que hizo levantar el baile y las primeras parejas entre el aplauso entusiasmado de todos y todas y los infaltables “sapukais”. De pronto, una chaya riojana anunció que allí estaban también los de Cuyo. Y, aunque no había esta vez ni harina ni albahaca, estaban los riojanos saltando y bailando para hacernos sentir que el carnaval y las organizaciones cuyanas estaban allí. La zamba coscoína trajo al encuentro al centro del país y los numerosos cordobeses presentes levantaron sus pañuelos. Luego fue la murga que, entre batucadas, también hizo que los entrerrianos de Gualeguaychú y los rosarinos y santafecinos se hicieran sentir.
El tango Cambalache, hizo que los porteños y bonaerenses se pusieran a bailar, aunque esta vez y para los que allí estábamos, el mundo no era para nada una “porquería” sino una fiesta del encuentro. Y la presentación terminó cuando escuchamos un loncomeo sureño que, mientras los hermanos Berbel lo cantaban, nos hacían aplaudir con energía a santacruceños, ríonegrinos, neuquinos, chubutenses y pampeanos que habían venido de tan lejos... ¡Qué fiesta se había armado!
Entre todos aprendimos a cantar juntos “El Río Va” de Abel Pintos, comprometiéndonos a “salir victoriosos de la soledad con el alma estremecida por la canción”. Un himno que nos acompañó durante toda la jornada.
Con ese fueguito prendido de la presentación compartida y los abrazos y las canciones, nos invitaron a todos a hacer una mateada colectiva por la educación. La idea era contarles a los otros qué estábamos haciendo en cada provincia, en cada barrio, en cada comunidad, por la educación de nuestro país. ¡Y vaya si hay mucho para contar! Cientos de centros de apoyo escolar, chicos que buscan hasta en las esquinas menos valoradas a los que están fuera de la escuela, mamás que se bancan todo por los jóvenes, organizaciones que abren sus puertas para que los chicos puedan hacer sus deberes, conectarse a internet, sentirse en su espacio, pibes que hacen teatro, cine, fútbol, debates, campamentos, educadores populares que abren bachilleratos, escuelas, centros “Fines”, alfabetizadores.... verdaderos defensores del derecho a la educación de miles de adolescentes de toda la patria. Mucho para contar, mucho para compartir, mucho para estar orgullosos.
Llegaba el ministro a encontrarse con todos nosotros. Fue el momento para que las banderas de todas las provincias, que habían sido traídas por las organizaciones, comenzaran a acomodarse adelante del escenario. Allí también se sumaron las banderas de hermanos uruguayos, brasileros, paraguayos, bolivianos, chilenos sostenidas por jóvenes y adultos que construyen con nosotros la Patria Grande. Y también la bandera de los pueblos mapuches y la Whipala, que nos hacían tener presentes a los jóvenes de las comunidades wichys, qom, tehuelches, mapuches, guaraníes, aymaras... que también estaban allí con nosotros porque son parte de la Red.
Entró el Ministro Sileoni acompañado por todas las banderas y todos nos pusimos de pie para cantar nuestro Himno Nacional. Y fuimos sorprendidos cuando comenzamos a escuchar que el himno lo tocaban quenas, zampoñas, guitarras y bombos. Era un extraordinario Himno Federal de los sonidos de la patria. “Nos emocionamos con el Himno como pocas veces”, confesaban muchos de los participantes. Y no era para menos. Pocas veces podemos cantarlo con tantos hermanos de todas las provincias del país.
En este espíritu federal, compañeros y compañeras de distintas regiones del país tomaron la palabra y el estrado para compartir con las autoridades presentes la perspectiva de las organizaciones respecto de este encuentro. “Somos el Estado”, “Construimos la Patria Grande en cada barrio”, “Sabemos que este Estado está sosteniendo aquello que nosotros defendimos cuando todo se caía”, “Cada chico es importante para nosotros”, “La educación es nuestro compromiso con la Patria”... Fueron algunas de las palabras que quedaron resonando en nuestra memoria de ese momento emotivo.
Luego le tocó a Alberto Sileoni, nuestro ministro de educación, hacernos llegar su mensaje. Cuando estaba por empezar a hablar uno de los jóvenes que estaba en las primeras filas se paró y le pidió: “Pónganse la camiseta de la red. Por los pibes”, le dijo. Y el Ministro se puso la camiseta que ya tenían puesta miles de participantes: “Estudiar es tu Derecho” el lema de la red.
Con mucho entusiasmo, el ministro comenzó a decirnos cómo siente a las organizaciones en este gran desafío de hacer que la educación sea realmente un derecho que se ejerza en todo el país y para todos los jóvenes. Entendiendo que hoy tenemos un Estado presente que está liderando el cambio y la transformación que se vive en la patria. Sus palabras fueron muy potentes para todos los presentes. No era un discurso formal. Era una verdadera declaración de amistad y de convicción. Y así lo sentimos todos quienes en varios momentos lo interrumpimos con aplausos entusiastas y cómplices.
Cuando el ministro terminaba su presentación llegó el Secretario de Información Pública de la Nación, Juan Manuel Abal Medina. Fue invitado a tomar la palabra y nos hizo un relato muy vibrante de una historia argentina que había logrado dar la vuelta de página hacia una sociedad que se ha reencontrado con su soberanía en acto y, desde allí, se ha venido construyendo una nueva institucionalidad.
Cuando terminó, ya eran casi las 14.30 de la tarde. Muchos estaban ya compartiendo un riquísimo almuerzo que sorprendió a todos y todas. Con helado de chocolate y crema y todo!
Pero, casi sin interrupción, en minutos, habían también comenzado una multitud de talleres de la tarde. Los miles de participantes, de pronto, estaban ocupando todo Parque Norte. Cada uno haciendo y participando. Por aquí, la murga educativa de Gualeguaychú hacía bailar a más de trescientas personas mientras los jóvenes de Salta comenzaban a pintar un gigantesco mural de 2 metros de altura por 6 de largo. En otro salón cercano, se realizaba la muestra de fotos de Eva Perón con la explicación de educadores del Ministerio, al lado, en otra gran sala, estaban compañeros de Corrientes explicando cómo trabajaban la Asignación Universal por Hijo en sus barrios. Muchos pasaban ante las exposiciones de juegos, fotos, videos y experiencias... Una radio abierta funcionaba en el salón dorado en donde participaban contando sus experiencias muchas organizaciones que compartían sus trabajos y reflexiones.
Por su parte, en el salón “Náutico”, mientras tanto, unos cien representantes de todas las organizaciones referentes trabajaban en la redacción del documento del encuentro, y otros tantos jóvenes elaboraban el “manifiesto” de los jóvenes por la educación.
Eran las 17.20 cuando empezó a escucharse a los chicos de “Son de Barrio”, una banda de Vicente López que hizo bailar a todos los participantes que volvían a reunirse en el salón principal. Hacia las 18.00, todos cantábamos y saltábamos con una alegría espectacular. Varios “bises” fueron necesarios... Hasta que llegó el momento esperado en el que íbamos a presentar al ministro las conclusiones del trabajo realizado durante todo el año y que tendría una importante culminación en nuestro encuentro.
Primero pasaron 6 representantes del grupo redactor. Uno a uno fueron presentando las propuestas de las organizaciones surgidas de la consulta hecha a lo ancho y largo de todo el país. Propuestas para la educación inicial, básica, secundaria, para la articulación con las organizaciones sociales, por la defensa del derecho a la educación. Una sólida declaración que se sumará a la de los encuentros “Balances y Desafíos” que han venido realizándose en todo el país. Luego vinieron los jóvenes. Quisieron pasar todos al escenario para leer el “Manifiesto”. Uno a uno fueron presentando los distintos párrafos que fueron un vibrante llamado a reivindicar el lugar de los jóvenes en la educación y de la voluntad de sostener una educación nacional y popular, abierta a la comunidad y comprometida con los derechos de los estudiantes.
Al terminar, todos entregaron los documentos al Ministro mientras el plenario de pie aplaudía por el trabajo realizado.
Luego le tocó a Jimi Perczik, Jefe de Asesores del Ministro, dedicarnos las palabras de cierre. “Nunca Menos”, nos dijo. Nunca menos que la Asignación Universal por Hijo, nunca menos que una computadora por alumno, nunca menos que el 6 % del PBI para la educación, nunca menos que 1.000 escuelas construidas, nunca menos que el Plan Fines para los que no pudieron terminar y recibirse... Nunca Menos!
La tarde había caído. Eran las 19.00 y todos teníamos la sensación de la tarea cumplida. Las Organizaciones Sociales de la Red habían hecho su aporte a un proceso nacional que queremos sostener para profundizar el derecho a la educación para todos. Habíamo logrado “salir victoriosos de la soledad” y fortalecido “la esperanza para caminar buscando el horizonte de la libertad.”
Ya “casi” no podíamos más de alegrías, emociones y entusiasmos. Pero había más: los murgueros presentes nos hicieron “sacudir” con sus tambores y nos emocionamos con el gigantesco mural de los salteños. Movilizados hasta las entrañas, las luces se apagaron y subió al escenario Abel Pintos para el delirio de todos. Y volvió la música, la fiesta, el baile y la alegría. Abel se puso nuestra camiseta. Y no fue una formalidad. También él estaba conmovido con lo que pasaba en Parque Norte.
Más de una hora de recital hasta que la despedida llegó de veras. Y mientras la larga fila de micros iba recibiendo con paciencia pero con organización a los viajeros de cerca y de lejos para llevarlos a sus hoteles y casas, nuestro mate amigo, seguía recibiendo hasta el final el abrazo, los flashes y las sonrisas de los distintos grupos que no se resignaban a irse sin inmortalizarse a su lado.
El sábado nos tocó visitar la Tecnópolis. El sol, contra todos los pronósticos, brillaba maravilloso. Como la Tecnópolis misma. Pero esto no será parte del presente relato.
Esta es una larga crónica. Sin embargo, los que vivimos esta increíble jornada, los que fuimos sus auténticos protagonistas, sentiremos que le falta contar mucho de lo que pasó. Es inevitable. Disculpen. Quizás sea porque, para que esté realmente completa, cada uno debiera reescribirla, revivirla y volver a soñarla. Como la historia que estamos construyendo. Sólo estará verdaderamente completa cuando en cada barrio, en cada comunidad, en cada escuela, en cada paraje, cada uno de nosotros logre hacer realidad la Patria Grande y el sueño de todos por la “buena educación” que hace parir el nuevo mundo que ansiamos con pasión.
Alberto Croce
1 comentario:
Muy buen comentario. Os paso un enlace de cómo hacer amigos en FB. http://internet-y-ordenadores.practicopedia.com/como-hacer-amigos-en-facebook-854
Publicar un comentario