Estimados compañeros y compañeras:
Todos sabemos por los duros momentos que están viviendo nuestros hermanos de Haití. Los más pobres del continente, ahora masacrados por un terremoto al que la pobreza y la miseria nos les ha permitido resistir. (Como dijo otro compañero, una situación similar en Japón hace unos años provocó 20 muertos…)
Sentimos un dolor muy grande y queremos que reciban por este medio algunos testimonios directos de lo que allí está pasando.
Seleccionamos dos: Uno de un sacerdote jesuíta director del Centro Bonó. El otro, del responsable de la Red de Educación para Todos. Nos han llegado muchos otros pero vayan estos dos como dolorosas muestras de lo que allí sucede.
Cabe consignar que, desde hace ya varios años, existe una Fuerza Militar de Ocupación, integrada por varios países de la región, que “teóricamente” ayuda a la consolidación de la paz. Tiene un costo anual de 500 Millones de dólares. Según los haitianos es un negocio de distintos sectores internacionales para cobrar altos sueldos y vivir sin hacer nada…
Lo cierto es que, en este momento, son muchos los que nos dicen que su presencia no está siendo ni eficaz ni generosa.
Es responsabilidad de todos exigir a nuestros gobiernos que, máxime en este momento, no abandonemos al pueblo haitiano.
Fundación SES se suma a estas exigencias para que los gobiernos de los pueblos hermanos de América Latina sean generosos y se comprometan activamente para ayudar a superar el momento de crisis y a reconstruir Puerto Príncipe.
Al mismo tiempo se suma al pedido del Gobierno de Francia de que todos los países del mundo condonen inmediatamente la deuda externa del pueblo haitiano.
“Estimados companeros,
Aprovecho de la ocasión para saludarles y decirles que la situación es, como ya ustedes saben , muy critica, catastrófica en cuanto personas muertas, casas destruidas, edificios destruidos, personas muertas o no debajo los cimientos con su consequencias....
La población se esta forjando para sacar las personas, dormir fuera de todo edificio en las cales en el aire libre, levar las personas muertas, las heridas. Bueno.. Se nota mucha colaboración y solidaridad en la población. La población se esta defiendo casi sola hasta ahora. Lo poco que no es de ella es muy chico y sectorial.
Nos llaman la atención el empeño y la solidaridad de la población. Tambien nos llaman la atencion que los materiales pesados que estan interviniendo son del Estado haitiano y no los de las fuerzas de ocupación.
Hacen falta muchas cosas para el problema de las personas muertas, la salud de la población, la comida a muy corto plano, abrigo provisorios... Bueno allí estamos.
William, Patricio esta vivan vivos.
Aqui estamos haciendo lo posible en el plano personal y lo comunitario para seguir.
Seguiremos en contacto y sabemos que estan atentos y atentas de lo que ha pasado y esta pasado en Haiti.
Los telefonos casi no funcionan. De las tres companias, la mas perfeccionada, DIGICEL no funciona. Sola esta realmente funcionando, Haitel, la menos avanzada en el nivel tecnologico y que es en gran parte de capital haitiana Haitel
Tenemos estos numeros que estan funcionando (509) 3561-1953, 3589-9846, 3551-7886
Mejores saludos
William Thélusmond
Coordinador CRAD
Responsable Secretaria del Red de Educación Para Todos”
“Estimados compas,
Acabo de regresar de Haití y aprovecho para de inmediato para compartir …
Fui como parte de una comisión de una plataforma de organizaciones que desde Santo Domingo estamos coordinandonos para responder a la situación. Al llegar a la ciudad de Jimaní (sur este de Puerto Príncipe, su punto más cercano desde RD) el grupo se dividió en dos grupos: una se encargaría de analizar y hacer contacto en esta ciudad fronteriza; el otro entraría a territorio haitiano para analizar la situación, hacer contactos y canalizar la ayuda necesaria. A mi toco estar en esta última.
La comisión que quedó en la ciudad nos contó del despligue de ayuda que se inicia desde territorio dominicano: ambulancias, comedores económicos, atención en los hospitales, maquinarias pesadas, llegada de técnicos de diversas organizaciones. La parroquia de la ciudad está dando auxilio a los haitianos que son dados de alta del hospital. Sus salones se han convertido en centro de acogida. Se coordinó para de inmediato prestar ayuda a esta labor.
Nuestro grupo pasó temprano a la frontera. No hubo inconveniente por parte de las autoridades de ambos países. Todo se nos facilitó para poder entrar y luego salir sin ni siquiera presentar nuestros pasaportes. Desde la embajada nos confirmaron que la frontera está abierta para el de toda ayuda.
Los primeros tres poblados situados luego de la frontera no presentan casi ningún daño. Los daños aparecen ya al entrar a la zona donde está situado el noviciado (Tabare). En esta zona hay bastante edificaciones colapsadas, no vimos presencia de muertes. Nuestro noviciado y las casas religiosas aledañas están bastante agrietadas, de tal forma que nuestros compañeros están residiendo en tiendas de campañan en el patio. Hasta entonces el noviciado no tenía contacto con las otras dos comunidades de la ciudad. Hay ausencia total de comunicación telefónica. Y no hay cobertura de internet.
Al salir de Tabaré nos dirigimos a Delmas. Allí el panorama en muy desastroso: ha habido muchas muertes, muchas casas desplomadas, un mar de gente con lo poco que le ha quedado trasladándose sobre su cabeza en busca de un lugar para residir. No hay casi transporte público. La gente se traslada a pié. Vimos muchos pequeños y grandes campamentos improvisados. Hay mucho hacinamiento. En muchos sectores ya el mal olor por los muertos que permanecen bajo los escombros se va intensificando. El alimento y el agua no aparece. No hay casi negocios abiertos. Los supermecados que vimos están todos destruidos.
En esta zona están las oficinas de Caritas. La mayor parte de su personal todavía no había podido reintegrase. La catástrofe a tocado a todos con pérdida de vidas, lugar de residencia, heridas, ausencia de vestido y de alimentos. Ellos esperaban el apoyo de sus compañeros del exterior para esa tarde. Acordamos coordinar parte de nuestra ayuda con ellos.
Luego pudimos pasar a Canapé Vert, donde está otra comunidad. Todo el trayecto es horrible dada la presencia de tanta destrucción y la presencia de cadáveres. Nos encontramos con los padres Kawas y Midi. Ambos están bien, no sufrieron daños físicos. La casa no colapsó pero está muy agrietada. Ellos duermen en el patio junto a varios vecinos cuyas casas están totalmente destruidas. La calle que pasa por el frente de la residencia se ha convertido en otro ejemplo de campamento de las personas que han quedado sin hogar.
El otro compañero de la comunidad, Nonó, está herido. El sismo lo agarró cuando llegaba a la casa y una pared de la casa vecina le callo sobre el callo y le ha fracturado las piernas. Lo llevaron a Ville Manrese, nuestra antigua casa de retiro ahora en manos de los padres Serviateurs. La casa ha colapsado. Nonó está en el patio junto a tantos otros damnificados compartiendo otro campamento improvisado y con gran hacinamiento y necesitado de todo. Acordamos sacarlo cuanto antes para Santo Domingo para que pueda recibir tratamiento. Roguemos para que no llueva en la ciudad durante estos día, para que la tragedia no sea mayor. Se necesitaran muchas tiendas y casas de campaña… Y con ello también inodoros…
Kawas nos acompañó para ver la situación del centro de Puerto Príncipe. Les resumo que está totalmente destruido. Todos los edificios de Estado están destrozados. Esto explica el que todavía la atención gubernamental es casi inexistente. Escuelas e iglesias no vimos que haya quedado una sola levantada. La catedral totalmente destruida. En el arzobispado todavía están sacando cadáveres. Lo mismo en el seminario mayor… Los edificios de formación religiosa están destruidos. Visitamos algunos locales de ONGs, solo encontramos locales colapsados, cerrados y un personal afectado por la muerte de sus compañeros. Todo esto explica en gran parte el que hay todavía una muy débil reacción de la sociedad organizada. Todos están en estado de shock y padeciendo el dolor y la situación que todavía les sobrecoge.
La parte comercial es la más destruida de toda la ciudad. No hay negocios para la venta ni bancos para la obtención de dinero. Todos están colapsados. En esta zona solo podemos observar escombros, muertos y el dolor de nuestros hermanos.
El gran parque que está cercano al Palacio Nacional (destruido casi por completo) está repleto de damnificados. Es un mar de gente. Todavía no se observa logística para la alimentación de toda esta gente. Esperemos que a partir de mañana se materialice la ayuda en agua, alimento y vestido para toda esta multitud. Al final del día vimos que aumentaba el personal de ayuda humanitaria y supimos de reuniones de varios equipos de trabajo que empiezan a activarse.
Termino con algunas constataciones y sugerencias:
1. La alimentación (agua y comida no perecedera), salubridad (sepultura de los cadáveres, adquisición de lugares para las necesidades fisiológicas) y un lugar para guarecerse son necesidades que todavía esperan respuestas. Estos son puntos para la colaboración inmediata.
2. Es urgente el proveer de alimentos, agua, medicina, productos para la higiene y un techo o tienda para guarecerse.
3. Se necesita personal médico para la atención urgente.
4. La presencia de ayuda debe estar localizada fundamentalmente en la ciudad de Puerto Príncipe. El gobierno y las instancias internacionales deberán iniciar la gran intervención. A nosotros nos tocará estar presentes solidariamente, acompañar pequeñas poblaciones muy específicas (Alrededor de Villa Manresa y sectores aledaños?), canalizar ayuda para las organizaciones que tienen tiempo trabajando en el terreno, elaborar propuestas a partir de la experiencia e incidir para que las instancias estatales e internacionales realicen efectivamente su función.
5. Es importante establecerse también en Jimaní para desde allí colaborar con el servicio de acogida que desde la parroquia se está brindando.
6. Es muy importante ayudar a restablecer el tejido organizativo de la ciudad de Puerto Príncipe. El apoyo y el caminar humilde junto a las organizaciones que allí hacen vida debe formar parte de todo apoyo.
7. Sobre todo hay que hacer saber a este pueblo, a su iglesia, su vida religiosa, sus organizaciones y nuestros amigos en el Señor, que estamos junto a ellos en este momento de dolor…
Mario Serrano (Moreno) s.j., Director del Centro Bonó”
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