A las 19.00 horas, cuando todos aplaudieron en el gran salón del Novotel-Eiffel, aquí en París, terminaba la -agobiante (?)- Asamblea de la Campaña Mundial por la Educación.
Habíamos trabajado, casi sin parar, durante cuatro días para poder aprobar lo que será la agenda de este nuevo período que la Campaña Mundial tendrá por delante en los próximos años.
Un trabajo largo, que empezó hace meses, en las asambleas regionales y que culminó aquí, con la votación de las propuestas, el plan de trabajo y la elección del nuevo Consejo Directivo de la CME.
El trabajo no fue fácil aunque permite visualizar una CME bastante compacta de cara al futuro. Me impresionó, finalmente, el nivel de consenso general sobre algunas temáticas clave. La ratificación colectiva de la perspectiva de la Educación como Derecho, me pareció una de las cosas más importantes. Para algunos puede parecer una obviedad. NO LO ES. Cada vez más, el sistema actual, hace lo imposible por lograr que la educación sea un objeto de consumo que se compra y se vende, igual que un traje, un auto, un perfume o una casa. Y, como estos objetos, procura que quienes lo compren se compren junto con el objeto prestigio y apariencia.
Lamentablemente, los sectores más ricos de la sociedad han comprado este mensaje casi sin espíritu crítico y entienden que deben pagar -y pagan- por tener una educación de calidad. A los pobres les queda como "derecho" una educación devaluada, empobrecida, despreciada... cuando tienen el privilegio de acceder a alguna educación.
La lucha en los países es despareja. Mientras que en algunos, como el mío, Argentina, los maestros luchan para conseguir que los salarios le ganen a la inflación y expresen una mejor distribución de la riqueza, en otros, se destruyen las organizaciones gremiales y se contrata inexpertos o no profesionales para que den clases a los niños pobres. Y se tienen aulas con más de 100 alumnos para maestros que, en realidad, no lo son.
En no pocos países del mundo, la educación sigue siendo un privilegio de los varones y las chicas quedan en las casas haciendo tareas domésticas...
Reconocer la Educación como Derecho Humano implica una reivindicación fundamental, que va de la mano del reconocimiento del papel indelegable de los Estados por garantizarla.
Cuando la CME decide priorizar la cuestión presupuestaria y exigir a los gobiernos hacer las reformas (fiscales, tributarias) que se necesiten para contar con los recursos necesarios, no se está tampoco ante ninguna obviedad. Hacen falta más recursos para la educación. Y es mentira que no los haya. Falta decisión política universal y global para destinarlos. No alcanzan los discursos de las cumbres. Hace falta disponer los recursos nacionales e internacionales.
En esta línea, me tocó defender una de las propuestas hechas por los foros de América Latina referidas a la Cooperación Internacional. Quizás pudieron ver el video que les compartí ayer sobre la misma.
La Campaña se sabe ante un momento histórico complicado. La crisis financiera internacional presiona contra los movimientos sociales y ciudadanos y amenaza y recorta recursos y oportunidades. Tenemos que luchar para no permitirlo.
La CME se propone incidir también sobre el G20 para que los líderes del mundo tomen conciencia de lugar de la educación para cambiar las cosas que dicen que quieren que cambien. Allí también hay objetivos ambiciosos sobre los que queremos trabajar.
Como ya les había comentado, mis compañeros y compañeras de América Latina me han elegido para que los represente en el Consejo Mundial de la Campaña. Somos 14 personas: dos por Africa, dos por Asia, una por los países Arabes, dos por América Latina, una por los países del Norte, dos por las agencias globales de cooperación internacional (Save the Childran y Action Aid), dos por la Internacional de la Educación y dos por la Marcha Global contra el trabajo infantil (fundadoras de la CME). Me tocó hoy asumir este compromiso ante todos mis compañeros y compañeras a los que agradecí, públicamente, no sólo su apoyo sino principalmente su cariño.
Desde hace muchos años creí entender que mi vida se llenaba de sentido cuando trabajaba por la educación de los niños, niñas y jóvenes más pobres. Y, desde entonces, he ido intentando, con miles de contradicciones y dificultades, de ser fiel a este sentido. Hoy, esa vida, llena de compañeros y compañeras de camino y de rostros e historias de miles de jóvenes y niños/as, me pone en este lugar increíble. Desde el rinconcito que fue el barrio Malaver-Villate, desde aquel lugarcito de techo de chapas y piso alisado, fui tratando siempre de luchar porque todos (TODOS) los niños y adolescentes tuvieran su lugar en la escuela y pudieran hacer allí su camino, sus opciones y contribuir a la historia de sus pueblos. Hoy sigo sintiendo lo mismo. Con más fuerza. Con toda la pasión. Gracias a todos y todas los que me alientan cada día. Primero, les pido perdón por mis errores que no son pocos. Pero, segundo, les digo: Vamos juntos por el derecho a la educación. Tenemos que poder lograr cosas nuevas, con valentía, creatividad y coraje. Con cada uno de ustedes!
Alberto Croce - Fundación SES - Argentina.
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